Diario de cuatentena
Parte VIII: Epicrisis


04 de abril

En el sanatorio extremaron medidas de seguridad. Mamá seguía en la habitación 4##. El cielo, a las 11 de la mañana, era celeste; dos nubes se extendían, delgadas, como líneas blancas aguadas de un extremo al otro en una extensión imposible de comprender.

La médica de piso me preguntó “¿Cómo has hecho para entrar?” Le contesté que tenía un permiso “Pue’ aun así. No deben dejar entrar aquí.” “Dígame ¿es ‘picrisis’ o ‘epicrisis’? En griego no tiene ningún sentido ‘picrisis’?” Ella sonrió “‘Epicrisis’ claro” “Sus colegas hablan muy rápido. Tenía dudas”

Unos minutos antes había entrado un médico del equipo de cirugía coordinado por Reverendo: “Aca te dejo algunas instrucciones y el alta de cirugía. Ahora falta el alta médico. Pronto te vas a tu casa Gloria”. Mamá sonrió desde su cama.

Es hermosa la palabra ‘epicrisis’ “Viste, má, es el relato de la medicina, cómo la medicina va haciendo una narrativa que da sentido a los momentos que viven los médicos y los pacientes: el alta llega con la ‘epicrisis’” Mamá se sentó en el sillón, me miró y dijo “cómo seria?” “Como el relato de Ulises, o como Hércules o Maradona” Mamá escuchaba atenta, estaba mejor y podía poner atención en otra cosa por un rato. “Ulises, aquel que fue ‘Nadie’, como escribió Borges en un poema hermoso, navega mares, pasa momentos difíciles y después de varios años llega a su tierra; toda una aventura y en esa aventura tiene ayudantes y tiene oponentes: los dioses… Tal vez hoy hablariamos de fenómenos climáticos y no de Poseidón o Eolo. Vos, por ejemplo, podes pensar tu vida como el viaje del héroe y ahora estás en un punto en el que vas de la pérdida del equilibrio a la recuperación del bienestar.”

“Episodio” y “Epicrisis” contienen “Epi” (επί = posterior, 'en adición a'). “Podes pensar en una serie, en cómo capitulo tras capitulo vas entendiendo las acciones de un personaje o vas descubriendo una investigación; el sentido siempre está abierto, o casi siempre, y se completa en el capítulo que viene ¿Viste? Como el relato que hacemos de la vida. En unos mese vas a contar esto como un momento de tu vida.”

Mamá comió pastas bancas sin queso y gelatina; yo comí unas pastas integrales con tomates cherries y albahaca. “¿Podes tirar un poquito de esto? Me da no sé qué?” “¿Es tan fea?” “No, es mucho, yo no como tanto” Probé la sopa y tan rica no era así que tiré un poquito. Luego de comer, mamá durmió; yo leí el Le mode Diplomatique y me enteré de que en la china post-covid19 había un hábito nuevo: ‘Yun Chi Fan: comida por nube; comer acompañados por videollamadas.” Más tarde me llegó una invitación a hacerme la paja colectivamente: “Orgasmo universal por la resistencia planetaria.” Me gustó tanto que la compartí en mi cuenta de ig. “No veo por qué no 🤷” me contestó Jere por wp.

Las horas de la tarde fueron tibias. Caminé por los pasillos del sanatorio y vi al personal con sus rostros cubiertos. En la cafetería había una valla que abría una distancia de un metro entre el mostrador y un supuesto cliente. Pedí un “café solo” . Al tocar los billetes sentí que la sensación de tocar un papel literalmente sucio se había amplificado. La chica dejó el café sobre el mostrador. Llamé al ascensor con un codo y pulsé ‘4’ con el izquierdo. Subí a merendar a la 4##. Mamá estaba despierta “¿Queres hacer una visualización?” Apoye el vaso de café sobre una mesa pequeña al lado de la ventana y vi mis manos alumbradas por el sol, la piel reseca e irritada por el uso compulsivo de alcohol en gel luego del contacto con cualquier superficie.

“Hoy vamos a usar sonido de cuencos, te parece?” Iban a ser las 4 de la tarde “Después de la merienda, así no interrumpen” La meditación estaba terminando cuando llegó mi papá.



Continuará…